Exfutbolista. Sufrió una agresión durante un partido de veteranos que le provocó una lesión medular.

A pesar de que el deporte cambió radicalmente su vida (planes de futuro, hábitos, etc.), sigue amándolo y sueña con poder volver a practicarlo algún día, siempre que su recuperación se lo permita. Sabe que es difícil y que no será igual que antes, pero tiene las ganas y la fuerza para poder conseguirlo.

Pero su principal objetivo no es llegar a la inclusión con la práctica del deporte, sino que es poner su granito de arena para intentar erradicar la violencia que, por desgracia, a veces ocurre en la práctica deportiva y, especialmente, en el fútbol. Él sabe muy bien que situaciones como la suya no pueden volver a repetirse y está dispuesto a hacer todo lo que esté en sus manos, poniendo su caso como un ejemplo de sensibilización y prevención de estas conductas indeseables que generalmente aparecen en el deporte.

Actualmente, Raúl sigue en fase de recuperación y está a la espera del juicio por su agresión. Desde hace unos meses ha empezado a contactar con organizaciones y clubes deportivos a nivel local con el fin de poder explicar su historia y, así, concienciar a todas las personas (especialmente niños y niñas) de que la práctica del deporte debe ser un acto de civismo y que siempre se debe tratar con respeto tanto a los compañeros como a los rivales con los que nos enfrentamos.

Paradójicamente, esa pasión por el fútbol un buen día se transformó en violencia, arrebatándole todos sus sueños y colocándolo en una silla de ruedas con una nueva vida con la que él nunca había soñado.